EL EFECTO PLACEBO

Las creencias funcionan quizá como el motor que hace que una situación cambie o se mantenga. Las creencias no son innatas, se van adquiriendo y modelando a lo largo de la existencia, hasta llegar a un punto en el que son definitivas y se convierten en  la base de diferentes decisiones.

 Muchas de las palabras que emitimos son resultado de esas creencias que se han fijado en nuestros pensamientos y son casi  “INSCRITOS” con tinta indeleble, mientras no ordenemos que de allí sean removidos.  El sistema de creencias y valores  tiene sus raíces en la cultura, y por lo tanto, temas como lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto; se evidencian con estrecha inmediatez hacia la crianza o la educación recibida.  Muchas creencias que, aunque las tenemos talladas en nuestra consciencia, es posible transformarlas con ejercicios mentales en donde la propia mente se encarga de fijar otro criterio o deseo.  

En esta línea de ideas, adjudicarle un pensamiento a una acción, es tan solo un propósito y así funcionan en nuestro cerebro. Ideas tales como que un billete bien doblado en la billetera traerá más dinero, también  que si un suceso ocurrido antes de algo planeado acontece, es señal de que nos podría ir mal, otras ideas relacionadas con la salud, actúan como fuentes medicinales en las que el cerebro las acepta y generan en la persona una sensación de bienestar. Vamos a ver la relación de éstos pensamientos con el Placebo.

Estudios médicos revelan que los PLACEBOS  son píldoras   que contienen sustancias no activas, dulce o almidón; pero que es una de las creencias más poderosas navegando en la sociedad. Es decir, que  muchas personas toman un placebo, y  le adjudican poderes curativos, tales como, que quita el dolor o disminuye el acné, aumenta los músculos o quita cualquier otro mal; y  se trata en efecto nada menos que una orden mental sobre la píldora que se ha tomado.

Según el portal  “Queeslahomeopatia.com”, el efecto placebo es el fenómeno por el cual los síntomas de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia inocua, es decir, una sustancia sin efectos directamente relacionados con el tratamiento de los síntomas o la enfermedad. La explicación fisiológica postulada para este fenómeno sería la estimulación de una zona específica del cerebro que daría como resultado la mejoría del cuadro sintomático del paciente. Es decir: el propio paciente puede autoinfluenciarse por la sensación de ser tratado o la esperanza de curación, y como resultado puede encontrarse mejor o incluso facilitar la recuperación. Este fenómeno no funciona con la misma eficacia ni en todos los pacientes, ni con todas las enfermedades.

Siguiendo con el tema de las creencias y relacionándolo con el efecto placebo, es conveniente para nuestra salud física y mental que adoptemos como “curativos”, algunas ideas que generan bienestar tanto físico como emocional.

Podemos concluir que si creemos que algo tendrá efectos analgésicos y de bienestar, así será aunque sea por nuestra mera creencia. De acuerdo con esto, la mente es poderosa y si somos capaces de generarnos estrés con el ritmo de nuestros días, lo cual sabemos  que desencadena en bajas defensas y enfermedad, también podemos tener pensamientos y acciones en pro del bienestar de nuestro cuerpo,  mente, emocionalidad  y espíritu, creyendo firmemente que mejoraremos.

 

“Si tu mente lo puede concebir,

y tu corazón lo puede creer, lo puedes conseguir.”